Tras la publicación de Ensayos de moral y política en 1744 solicitó una cátedra de ética y pneumática (psicología) en la Universidad de Edimburgo, pero fue rechazado. Durante la Rebelión Jacobita de 1745 fue tutor del Marqués de Annandale. Fue entonces cuando comenzó su gran trabajo histórico, la Historia de Inglaterra, obra publicada en seis volúmenes entre 1754 y 1762 que alcanzaría un éxito considerable, a diferencia de lo que ocurrió con el Tratado.
Hume fue acusado de herejía, pero sus amigos le defendieron alegando que al ser ateo estaba fuera de la jurisdicción de la Iglesia de Escocia. A pesar de resultar absuelto y posiblemente debido a la oposición de Thomas Reid de Aberdeen, que durante ese año criticó su metafísica desde el cristianismo, le fue denegada la cátedra de filosofía en laUniversidad de Glasgow. En 1752, como relata en De mi propia vida, «La facultad de derecho me eligió como bibliotecario, un empleo por el que recibía escasos o nulos emolumentos, pero que puso bajo mi mando una gran biblioteca». Esta biblioteca le proporcionó las fuentes que le permitieron continuar con las investigaciones históricas necesarias para la escritura de su Historia de Inglaterra.
La Ética:
1.
Además de lo dicho en el "Tratado", Hume dedicará
las "Investigaciones sobre los principios de la moral" a fundamentar
su filosofía moral. En consonancia con la oposición al racionalismo, mostrada
en la explicación del conocimiento y en la crítica de la metafísica, se opondrá
a los sistemas éticos que pretenden fundar en la razón la distinción entre el
bien y el mal y, en consecuencia, la vida moral del ser humano.
2.
Que la moralidad existe es considerado por Hume como una
cuestión de hecho: todo el mundo hace distinciones morales; cada uno de
nosotros se ve afectado por consideraciones sobre lo bueno y lo malo y, del
mismo modo, podemos observar en los demás distinciones, o conductas que derivan
de tales distinciones, semejantes. Las discrepancias empiezan cuando nos
preguntamos por el fundamento de tales distinciones morales: ¿Se fundan en la
razón, como han afirmado los filósofos desde la antigüedad clásica, de modo que
lo bueno y lo malo son lo mismo para todos los seres humanos? ¿O se fundan en
el sentimiento, en la forma en que reaccionamos ante los "objetos morales"
según nuestra constitución humana?
3.
Hume nos
ofrece argumentos detallados con los que rechazar la posibilidad de que la
razón sea la fuente de la moralidad, que derivan, en última instancia, de su
análisis del conocimiento. Nos había dicho, en efecto, que sólo existían dos
operaciones del entendimiento, dos modos mediante los cuales puede la razón
conocer algo: el conocimiento de hechos y el conocimiento de relaciones de
ideas. Si decimos que la razón es la fuente de las distinciones morales, tales
distinciones deberían obtenerse mediante uno de los dos tipos de conocimiento
señalados. Pero no ocurre así: ninguno de ellos nos permite obtener la menor
noción de lo bueno y lo malo.
4.
Lo que
denominamos "bueno" y "malo" no puede ser considerado como
algo que constituya una cualidad o propiedad de un objeto moral. Si analizamos
una acción moral, sea buena o mala, y describimos los hechos, aparecerán las
propiedades de los objetos que interviene en la acción, pero no aparecerá por
ninguna parte lo "bueno" o lo "malo" como cualidad de
ninguno de los objetos que intervienen en la acción, sino como un
"sentimiento" de aprobación o desaprobación de los hechos descritos.
5.
La razón no
puede, pues, encontrar fundamento alguno para la distinción de lo
"bueno" y lo "malo", para las distinciones morales en
general, ni a través del conocimiento de hechos ni a través del conocimiento de
relación de ideas, por lo que parece quedar claro, dice Hume, que la moralidad
no se funda en la razón. Sólo queda, pues, que se base en, (y / o derive del),
sentimiento.
6.
Consideramos, pues, que algo es bueno o malo, justo o
injusto, virtuoso o vicioso, no porque la razón capte o aprehenda ninguna
cualidad en el objeto moral, sino por el sentimiento de agrado o desagrado, de
aprobación o rechazo que se genera en nosotros al observar dicho objeto moral,
según las características propias de la naturaleza humana. Las valoraciones
morales no dependen, pues, de un juicio de la razón, sino del sentimiento. ¿Qué
garantía tenemos, entonces, de coincidir con los demás en tales valoraciones
morales, eliminada la posibilidad de que la valoración moral dependa de
categorías racionales, objetivas, universales? ¿No nos conduce a esta teoría a
un relativismo moral?
7.
Hume da por
supuesto que la naturaleza humana es común y constante y que, del mismo modo
que el establecimiento de distinciones morales es general, las pautas por las
que se regulan los sentimientos estarán sometidas también a una cierta
regularidad o concordancia. Uno de esos elementos concordantes es la utilidad,
en la que Hume encontrará una de las causas de la aprobación moral. La
utilidad, en efecto, la encontrará Hume en la base de virtudes como la
benevolencia y la justicia, cuyo análisis realizará en las secciones segunda y
tercera de la "Investigación sobre los principios de la moral".
8. Las
valoraciones morales dependen del placer o del dolor que despiertan en el
hombre determinadas acciones. El placer entendido no como un disfrute hedonista
(un baño caliente) sino como un placer altruista (salvar la vida a alguien). El
placer y el dolor asociados a la conducta moral están ligados al sentimiento de
empatía (la capacidad humana de ponerse en el lugar del otro) . Al vincular
placer y altruismo Hume se convierte en antecedente del utilitarismo del Siglo
XIX para quienes la acción moral preferible es aquella que produce mayor bien
para las personas (consecuencialismo). La utilidad en Hume reside en los
efectos que produce la empatía y que te lleva a ayudar a los tuyos. El hombre
no es egoísta sino que es parcial, toma partido por los suyos, por aquellos por
los que siente empatía pues se pone en su lugar. La empatía no es universal,
funciona con círculos de cercanía, lo que supone menos utilidad a medida que se
alejan: mi familia, mis amigos, mis paisanos, los de mi país. La utilidad
reside en ayudar a los que son como tú, en defender a los tuyos.
TEORÍA POLÍTICA
"Es evidente que
si el gobierno fuera totalmente inútil nunca hubiera tenido lugar; y que el
único fundamento del deber de obediencia a la autoridad pública es la
ventaja que procura a la sociedad, manteniendo la paz y el orden entre los
hombres". (Hume, Investigación
sobre los principios de la moral, 4)
1.
La teoría política de Hume está basada en el análisis de
los hechos, con el correspondiente rechazo de hipótesis filosóficas y de toda
explicación que no sea congruente con los hechos, y encuentra en la noción de
utilidad, en el sentimiento de interés o de ventaja, el fundamento explicativo
de la vida social y de la comprensión de sus instituciones y de las leyes por
las que se regula.
2.
Este carácter empírico de la filosofía política es lo que
le permite, precisamente, considerarla como una ciencia, llegando a incluirla,
en ocasiones, en el grupo de la física y la química. Hume está convencido de
que las formas de gobierno no dependen de los "humores y
temperamentos" de los seres humanos, por lo que, analizando adecuadamente
la experiencia, se pueden extraer conocimientos generales y seguros sobre la
sociedad, semejantes a los que nos ofrecen las ciencias empíricas.
3.
El carácter empírico y científico que confiere a la
filosofía política le aleja de consideraciones descriptivas acerca de lo que
debe ser la sociedad futura, (del tipo de las realizadas por Platón y Tomás
Moro, por ejemplo, sobre la sociedad ideal), así como de toda consideración
basada en "principios" eternos y abstractos, a partir de los que
explicar y/o justificar la legitimidad de ciertas formas de poder, o los
fundamentos de las formas de gobierno.
4.
La filosofía política, dado su carácter de ciencia
empírica, no versa sobre el "deber ser", ni puede deducir de tales
supuestos "principios" filosóficos conocimiento deductivo alguno
sobre la realidad social. Si Hume reflexiona sobre lo que podría mejorar esta o
aquella forma de organización social, lo hace exclusivamente desde el análisis
de las ventajas y la utilidad que podrían reportar determinadas medidas (como
la reforma de la constitución).
5.
Las teorías políticas del contrato o pacto social suponían
una existencia previa a la existencia social del ser humano, a la que dieron en
llamar "estado natural o de naturaleza". En dicho estado de
naturaleza cada cual sobrevivía utilizando sus propios recursos, de forma
individual, sin ningún tipo de existencia social, por lo tanto, de relación
comunitaria con los demás. La sociedad surgiría merced a un contrato o pacto
establecido por los individuos mediante el que abandonaban el estado de
naturaleza y se integraban en la comunidad, comprometiéndose a renunciar a su
propio poder y a acatar las normas sociales.
6.
Hume, por el contrario, considera que la existencia de un
estado de naturaleza no es más que una ficción filosófica, que no tuvo nunca
lugar ni puede tener realidad alguna. La "sociedad" no puede
deslindarse de la vida del ser humano, al haber un deseo natural que empuja a
unirse a los seres de ambos sexos y a mantenerse unidos para criar a sus
descendientes. Como ya afirmara Aristóteles, la familia constituye el núcleo básico de la sociedad, que se va
ampliando al constatar los beneficios que derivan de tal asociación natural. La
sociedad no se genera, pues, gracias a la reflexión que los seres humanos, en
el supuesto estado de naturaleza, realizan sobre su situación y las ventajas de
asociarse, sino que es el resultado de un deseo natural (apetito sexual) de
unión que se plasma inicialmente en la familia. Tres deseos de hecho (Sexual,
posesión, e intercambio) se convierten en instituciones de derecho, por
convención (Matrimonio, Propiedad privada, Cámaras de Comercio).
7.
Eso no quiere decir, sin embargo, que las instituciones
sociales y el estado deriven su legitimidad de la naturaleza de la sociedad,
que sean lo que son "por naturaleza", sino que derivan su legitimidad
de una convención. La base de tal convención radica en la utilidad que las instituciones
reportan a la sociedad, al margen de la cual no tendrían sentido. En ningún
caso se puede decir que forman parte "por naturaleza" de la sociedad.
Es tan posible la existencia de una sociedad sin gobierno coactivo, como lo es
lo contrario. De hecho, la sociedad sin estado es lo "más
natural" de los seres humanos, (Tratado, 3, 2, 8), lo que puede
comprobarse empíricamente en las tribus de América.
8.
Sólo el aumento de las riquezas y de las posesiones
individuales puede explicar el porqué se constituye un gobierno: en base a la
utilidad que reporta la defensa de la propiedad privada y la consiguiente
administración de la "justicia". No hay contrato alguno que
fundamente la legitimidad del gobierno, sino sólo la utilidad que se
"siente" que aporta la existencia de tal gobierno. En consecuencia,
la obediencia o la sumisión al gobierno establecido no tiene otro fundamento
que la utilidad que reporta, cesando la obligación de obediencia cuando
desaparezca el beneficio o interés de la misma. ("Of the Original
Contract").
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