Los
estoicos separan el destino en las causas y la necesidad en los efectos. El
destino se da en la resultante de las causas, pero no hay necesidad en los
efectos que se producen. Si Bruto empuña un cuchillo y corta la carne con la
hoja afilada necesariamente producirá una herida sobre la superficie que manará
sangre. Que se produzca o no este hecho depende de la lógica total de las
causas internas de los cuerpos, del conjunto fatal de pasiones y mezclas
físicas que actúan y reaccionan que poseen un destino casi como una hoja de
cálculo. Dicho de otro modo, dependerá de la fuerza del brazo,o del número de asaltantes que se produja un hecho u otro, necesariamente. Pero los efectos incorporales del acontecimiento no son necesariamente
unos u otros. Podrá ser Bruto amado, o bien odiado, despreciado, condecorado,
promocionado u olvidado. Mientras que el
destino se produce como relación de las causas interiores entre sí, los efectos
exteriores incorporales no se producen como necesidad dentro de la línea de lo
casicausado por los cuerpos. Las causas remiten a las causas y forman una
unidad, y los efectos remiten a los efectos y forman una conjugación entre sí.
El cuchillo de Bruto penetra en el cuerpo de Julio César. Hay una relación de
causa-efecto, y muere, tú también padre mío. Pero el efecto incorporal, el
acontecimiento de la muerte de César, y sus efectos en Roma, el destierro entre
sus huestes, la división entre los patricios, las luchas entre los cónsules, es
otra cosa, no deja de ser otra cosa pues es de otro orden, incorporal, que la
hoja que rasga la carne y las venas y los órganos vitales de César. Es un
efecto de expresión pero sólo de expresión no de necesidad causal lógica: La
paradoja estoica consiste en afirmar el destino, pero negar la necesidad, tema
general de de fato de Cicerón.
Los
epicúreos andan muy cerca, pero objetan que no se afirma el destino sin
introducir la necesidad, es decir, el encadenamiento absoluto de los efectos
entre sí. Lucrecio analiza el acontecimiento, la hija de Tíndaro ha sido
raptada, como resultado de los movimientos de la materia, pero los eventa, lo
que sucede, no son acontecimientos incorporales, y sus efectos se encadenan
como una bola de nieve, no se conjugan libremente. A cambio parecería que
entonces hay una necesidad también en las causas pero los epicúreos hacen que
la causalidad no tenga destino, en el clinamen descansa la libertad, la
causalidad sin destino. Lucrecio desarrolla esto en una teoría de los átomos.
El movimiento de los átomos componiendo y descomponiéndose a una velocidad
mayor que la sensible o pensable o dicho de otro modo que actúan en un tiempo
menor del mínimo pensable y sensible produce los cambios y los acontecimientos
de un modo contingente y azaroso.
Los estoicos creen en la necesidad de las causas y en lo incontrolable de los efectos. El yo puede contraefectuarlos en lo personal.
Los epicúreos creen en la libertad de las causas, aunque creen que los efectos se dan con toda necesidad.
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